Cuánto nos gustaría que nuestros hijos fueran super responsables… que recogieran sus juguetes, que realizarán sus tareas, que respondieron a la primera, que se acostaran felices, bañados, cenados y tranquilos… ¿Cómo podemos conseguir todo esto?
Tenemos que comprender que el niño no es un adulto en pequeño, sino que es un ser humano en proceso de formación y desarrollo, que todo lo que ha asimilado, o es capaz de hacer hasta ahora, lo ha aprendido a través de la percepción de conductas de las personas de su entorno. Lo que observan deja una huella mucho más profunda que las palabras que usamos.
¿Qué es la responsabilidad?
Es una cualidad que se considera como uno de los principios más significativos, que se la encuentra en los diferentes ámbitos, ya sea familiar, laboral, o en la sociedad. Una persona responsable es quien cumple con su palabra, con sus obligaciones, con lo prometido, que asume las consecuencias de sus actos, cuando los hace de una manera reflexiva y con un propósito definido.
Responsabilidad en la crianza
La maravillosa tarea de criar hijos comienza siempre por nosotros mismos. Los padres impulsados por la poderosa fuerza del amor, nos superamos como personas, conscientes de que esa pequeña existencia depende de lo que hagamos con ella, de que estamos formando un ser humano, y que su vida estará marcada por lo aprendido en sus primeros años, dentro del hogar . Y la mayoría, por no decir todos, aspiramos a que nuestros pequeños lleguen lejos, que sean felices, que cumplan sus sueños, sus anhelos, y cuantas cosas más.
Sin embargo, nos desgastamos con las repetitivas frases, ¿de ya te lo he dicho mil veces … que estás sordo? ¿Hasta cuándo obedeces? Mejor deja, lo hago yo… Y además dañamos la autoestima de los niños.. O los sobreprotegemos de tal manera que los hacemos inútiles, porque adivinamos sus necesidades. No tenemos paciencia para que ellos aprendan a tender su cama, o recoger sus juguetes, ni tampoco les damos la oportunidad de equivocarse, ni de recibir las consecuencias si no han hecho sus deberes escolares. Cortamos sus alas, que son las que los llevaran lejos…
- El ejemplo, el mejor maestro.
Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera. Albert Einstein
Necesitamos tener las agallas para mostrar a los hijos con nuestra propia vida, el valor de la responsabilidad, que, como todos los demás, se enseña principalmente en casa, con el ejemplo, con nuestra forma de proceder y actuar en el día a día.
¿Soy de los padres que cumple lo que promete? ¿Asumo mis propios errores? ¿Entre mis principales valores está el de la responsabilidad? ¿Exijo a mi pequeño más de lo que yo mismo estoy dispuesto a hacer? ¿Realizo mis labores a tiempo y conscientemente?
- Desarrollar hábitos.
Es importante poner límites, y establecer normas para un desarrollo adecuado de hábitos. Cualquier día llevados por el estado de ánimo, nos molestamos porque no han hecho lo que nosotros creemos que debían hacer. ¿Pero le has dicho las cosas claras? ¿Hasta dónde puede o no llegar y cuáles son las consecuencias de pasarse de la raya? Es mejor que sepan de manera positiva las ventajas de ser responsable. También debemos estar dispuestos a decir: No, cuando eso es lo indicado.
- Asignar pequeñas tareas.
La enseñanza de la responsabilidad debe comenzar desde que son muy pequeños, al asignarles tareas sencillas, estaremos favoreciendo el desarrollo de sus habilidades motrices, motivando su colaboración, mientras aumenta su confianza, la capacidad de organización al mismo tiempo que se proporciona la instauración de hábitos.
Tareas que un niño puede realizar de acuerdo con su edad:
- Un chiquitín de un añito y que ya camina, puede empujar su cochecito al lugar que le corresponde.
- De dos a tres años, guardar los juguetes en el cajón, tirar la basura en el tacho, poner la mesa, traer los pañales o las toallitas.
- Cuatro a cinco años, recoger la habitación, tender la cama, limpiar un derrame, regar una planta, preparar un bocado sencillo.
- Seis a siete años, pelar papas o zanahorias, preparar una ensalada simple, cambiar el rollo de papel higiénico, recoger las hojas secas, juntar los calcetines.
- Ocho a nueve años, hornear galletas, sacar al perro, cargar la lavadora de ropa o el lavavajillas, hacer un revuelto de huevos, limpiar la mesa.
- Diez a doce, barrer el patio, limpiar la cocina, cambiar una bombilla, ayudar a guardar las compras, hornear un bizcocho, preparar un plato de comida.
Diferentes maneras de ser responsable.
La responsabilidad no se refiere solamente al cumplimiento puntual y organizado de tareas y obligaciones. El niño debe aprender a tomar compromisos de acuerdo con su edad y su capacidad de hacer frente a problemas, circunstancias o decisiones. Es importante que se tengan en cuenta las características propias de cada uno, dentro de un marco de respeto de sus derechos. Que las responsabilidades que se le atribuyen, las pueda asumir y cumplir:
- El cuidado de sí mismo, de su higiene personal, de su tiempo de descanso, aun de lo que come.
- Dentro de la familia, con sus amigos, compañeros, aprender a relacionarse con respeto, comprender que su conducta afecta a los demás. La importancia del cumplimiento de las promesas y compromisos. El respeto por las opiniones diferentes.
- El cuidado del medio ambiente, que comienzan con pequeñas cosas, como apagar las luces y evitar que se desperdicie el agua.
- Con la naturaleza, a través de cuidar una plantita o una mascota.
- La importancia de asistir a la escuela, cumplir con los deberes, aprender a gestionar su tiempo.
La paciencia y el cariño serán necesarios para enseñar la responsabilidad, al igual que los otros aspectos de la crianza. Darte cuenta y saber reconocer cuando todavía tu pequeño no tiene la destreza todavía, para hacer bien las cosas, es sembrar amor y confianza en su corazón.
El castigo, los gritos, las reprensiones solo traerán resistencia y desánimo por parte del niño. Por otro lado, el felicitar los logros, animar con un abrazo, un beso, u otras demostraciones de cariño, le motivará a explorar nuevas áreas, donde podrá seguir aprendiendo a ser responsable. {{cta('1f826432-7139-4edd-ae1a-050d7a8a1cec')}}
Redactado por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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