Como padres, todos hemos pasado por momentos donde lograr que nuestros hijos obedezcan parece una misión imposible.
Sin embargo, la clave está en comprender que el respeto y la obediencia se fomentan con amor, paciencia y estrategias adecuadas.
En este artículo te compartiremos las 10 técnicas más efectivas y prácticas para hacer que los niños obedezcan, transformando esos desafíos cotidianos en oportunidades de aprendizaje y conexión.
1. Establecer límites claros.
Establecer límites claros ayuda a los niños a comprender qué se espera de ellos y cuáles son las reglas del hogar.
Cuando un niño sabe cuáles son los límites, se siente más seguro y protegido. Por ejemplo, puedes definir horarios para las comidas, tareas o tiempo de juego, y asegurarte de que las reglas sean específicas y coherentes.
La claridad en los límites evita confusiones y reduce los conflictos, ya que el niño entiende perfectamente lo que puede y no puede hacer. Un recurso útil es crear una tabla de normas en casa con imágenes o palabras sencillas para que ellos puedan recordarlas. Si quieres mejorar el ambiente en casa y fomentar el trabajo en equipo entre tus pequeños, establecer límites es muy importante también cuando quieres saber sobre cómo mejorar la relación entre hermanos pequeños.
2. Usar refuerzo positivo.
El refuerzo positivo es una herramienta poderosa para fomentar la obediencia.
Consiste en reconocer y elogiar el buen comportamiento de los niños en lugar de enfocarse únicamente en las conductas negativas. Si tu hijo recoge sus juguetes sin que se lo pidas, dile algo como: "¡Qué bien organizaste tus juguetes! Estoy muy orgulloso de ti".
Además, una forma maravillosa de reforzar el progreso es utilizando afirmaciones positivas.
Prueba con la app de Storybook, que incluye la afirmación "Eres paciente", que es perfecta para recordarle a tu hijo lo bien que lo están haciendo cada vez que realizan una actividad sin recibir una orden.
Dedica unos minutos al día con esta herramienta y verás cómo tu paciencia y confianza así como la de tus hijos crece con cada interacción.
3. Ser consistente con reglas y consecuencias.
La inconsistencia en las reglas o consecuencias puede generar confusión y resistencia.
Si una norma es importante hoy, debe seguir haciéndolo mañana. Por ejemplo, si estableces que no habrá tiempo de pantalla hasta que se terminen las tareas, debes asegurarte de cumplirlo siempre, sin excepciones.
La consistencia ayuda a los niños a interiorizar las reglas y entender que sus acciones tienen consecuencias. Las consecuencias, además, deben ser proporcionales y no deben confundirse con castigos severos.
Si sientes que tu hijo mayor está mostrando cambios en su comportamiento con la llegada de un nuevo miembro de la familia, te puede interesar este artículo sobre mi hijo mayor tiene celos del bebé.
4. Dar instrucciones claras y específicas.
Las instrucciones vagas pueden frustrar tanto a los padres como a los niños. En lugar de decir: "Pórtate bien", intenta ser específico y di: "Quiero que te sientes en la mesa y comas con tranquilidad".
Cuando las instrucciones son claras, los niños saben exactamente qué hacer.
Dar indicaciones precisas y en un lenguaje adecuado para su edad evita malentendidos. Además, te recomiendo que refuerces tus indicaciones con preguntas como: "¿Qué entendiste que tienes que hacer?" para asegurarte de que han comprendido.
5. Ofrecer opciones controladas.
A los niños les gusta sentir que tienen cierto control sobre su entorno.
Ofrecerles opciones controladas les permite obedecer sin sentirse obligados. Por ejemplo, en lugar de decir: "Ponte el abrigo", puedes decir: "¿Quieres ponerte el abrigo azul o el rojo?".
Esta técnica fomenta la autonomía del niño y reduce su resistencia al obedecer. También es útil cuando preparas a tus hijos para la llegada de un hermanito. Si estás atravesando esta etapa, aquí tienes más recursos sobre cómo preparar a un niño para la llegada de un hermano.
6. Conectar emocionalmente con el niño.
Antes de exigir obediencia, es importante crear una conexión emocional con tu hijo.
Los niños tienden a cooperar más cuando se sienten escuchados, amados y comprendidos.
Si tu pequeño se resiste a recoger su habitación, tómate un momento para sentarte a su lado, míralo a los ojos y dile: "Sé que no quieres recoger, pero hagámoslo juntos y luego jugamos". Si deseas profundizar en cómo fortalecer esta conexión con tus hijos, te invito a leer más sobre cómo conectar emocionalmente con tu hijo.
7. Ser un modelo de comportamiento.
Los niños aprenden observando el comportamiento de sus padres. Si quieres que tu hijo sea respetuoso, ordenado o cooperativo, asegúrate de modelar esas conductas en tu día a día.
Por ejemplo, si quieres que guarden sus juguetes, hazlo con ellos y di: "Voy a guardar esto en su lugar. ¡Ayúdame!".
Asimismo, en situaciones familiares particulares, como en casos de adopción, es fundamental construir un lazo sólido desde el principio. Aquí te comparto estrategias efectivas sobre cómo crear un vínculo afectivo con un hijo adoptivo.
8. Validar las emociones del niño.
Cuando un niño se siente escuchado y comprendido, es más probable que coopere. Validar sus emociones significa reconocer lo que sienten sin juzgarlos.
Una de las primeras formas de ayudar a los niños a obedecer es validando sus emociones y enseñarles a identificarlas.
Puedes reforzar su confianza con afirmaciones positivas como: "Eres el dueño de tus emociones" de la app de Storybook. Este cuento ofrece afirmaciones guiadas que puedes escuchar junto a tu hijo, ayudándole a internalizar mensajes positivos sobre el manejo de sus sentimientos. Estas afirmaciones están diseñadas para fortalecer su autoestima y fomentar una relación más sana con sus emociones.
9. Establecer rutinas diarias.
Las rutinas diarias son fundamentales para que los niños sepan qué esperar y cómo deben actuar.
Si todos los días se levantan, desayunan y se preparan para la escuela a la misma hora, la obediencia se vuelve más natural porque saben lo que sigue.
Puedes utilizar gráficos visuales o relojes con colores para marcar las rutinas y hacerlas más atractivas. Esto reduce las discusiones y les da a los pequeños una sensación de seguridad.
10. Enseñar con el ejemplo
La enseñanza constante a través del ejemplo es una de las herramientas más poderosas.
Si quieres que tus hijos obedezcan, es importante que vean que cumples lo que prometes y respetas las reglas que estableces.
En situaciones donde los conflictos son recurrentes entre hermanos o amigos, es fundamental enseñarles a dialogar y resolver problemas.
Aquí puedes descubrir más sobre enseñar a los niños a resolver conflictos.
Cómo usar el refuerzo positivo para fomentar la obediencia
El refuerzo positivo es una técnica poderosa y efectiva para fomentar la obediencia en los niños sin recurrir a castigos ni gritos.
Consiste en centrar nuestra atención en el buen comportamiento de nuestros hijos, reconociendo y celebrando sus logros. Esto les motiva a seguir actuando de forma adecuada porque se sienten valorados y comprendidos.
Elogiar el buen comportamiento
Reconocer los esfuerzos y acciones positivas de tu hijo es esencial para fomentar la obediencia.
Los elogios sinceros y oportunos refuerzan su autoestima y les muestran que sus esfuerzos no pasan desapercibidos. Por ejemplo, si tu hijo recoge sus juguetes después de jugar, puedes decir: “Gracias por recoger tus juguetes sin que te lo pidiera. ¡Hiciste un excelente trabajo!”.
Ser específico en los elogios
Los elogios vagos como “¡Muy bien!” no son tan efectivos como los elogios específicos que detallan el comportamiento que queremos reforzar.
Por ejemplo, en lugar de decir: “¡Qué lindo te portaste!”, prueba con: “Me encanta cómo ayudaste a tu hermana a ordenar la mesa”. Esto ayuda al niño a comprender exactamente qué acción se valora y qué debería repetir.
Ofrecer recompensas simbólicas
No siempre es necesario dar premios materiales. Las recompensas simbólicas, como una calcomanía, un tiempo extra de juego o una actividad que disfruten juntos, son más significativas.
Por ejemplo, podrías crear una tabla de recompensas donde el niño gane estrellas o puntos cada vez que obedezca o cumpla una tarea. Esto le enseña disciplina y la satisfacción de alcanzar metas.
Utilizar refuerzos emocionales
El afecto emocional es un refuerzo muy poderoso. Un abrazo, una sonrisa, un choque de manos o un simple “Estoy muy orgulloso de ti” pueden ser más efectivos que cualquier premio material.
Estos gestos fortalecen el vínculo entre padres e hijos y motivan a los pequeños a actuar de manera positiva. Si quieres ayudar a tus hijos a entender y expresar lo que sienten, te recomiendo leer este artículo sobre cómo ayudar a los niños a expresar sus emociones.
Reforzar en el momento adecuado
El refuerzo positivo debe aplicarse inmediatamente después de la acción que queremos reconocer.
Si elogiamos o premiamos mucho tiempo después, los niños pueden no entender qué comportamiento estamos reforzando. Por ejemplo, si tu hijo comparte sus juguetes con un amigo, dile en ese momento: “¡Qué generoso fuiste al compartir tus juguetes!”.
Ser constante en el refuerzo
La constancia es fundamental para que el refuerzo positivo funcione. Si un día reconoces el buen comportamiento y al siguiente lo ignoras, el niño puede sentirse confundido.
Asegúrate de reforzar consistentemente las acciones positivas, incluso en situaciones pequeñas. La repetición y el reconocimiento constante consolidan los hábitos deseados.
Evitar sobornos
Es importante no confundir el refuerzo positivo con un soborno. El soborno ocurre cuando ofrecemos una recompensa antes de que el niño actúe bien, como decir: “Te daré un dulce si recoges tu habitación”. En cambio, el refuerzo positivo ocurre después de que el niño actúa de manera adecuada.
El objetivo no es que obedezcan por un premio, sino que aprendan a valorar el buen comportamiento en sí mismo.
Como tener comunicación efectiva con los niños
La comunicación efectiva es clave para establecer una relación sana y de confianza con nuestros hijos.
Una comunicación clara y empática facilita que los niños comprendan lo que esperamos de ellos y se sientan escuchados y respetados.
Escuchar activamente.
Escuchar activamente implica prestar atención a lo que tu hijo está diciendo sin interrumpirlo ni distraerte.
Deja de lado el teléfono, míralo a los ojos y muestra interés genuino en sus palabras.
Puedes asentir con la cabeza o hacer preguntas como: “¿Y qué pasó después?”. Esto les enseña que su voz es importante y fortalece la confianza.
Usar lenguaje simple y claro
Asegúrate de usar un lenguaje adecuado para la edad de tu hijo, evitando palabras complicadas o instrucciones largas.
Por ejemplo, en lugar de decir: “Debes ser más responsable con tus cosas”, prueba con: “Guarda tus juguetes en su lugar después de jugar”. La claridad evita malentendidos y facilita la obediencia.
Validar sus emociones
Los niños, al igual que los adultos, necesitan sentirse comprendidos.
Validar sus emociones significa reconocer lo que sienten sin minimizar ni ignorar sus sentimientos. Por ejemplo, si tu hijo está frustrado porque no puede hacer algo, dile: “Entiendo que te sientes frustrado, pero estoy aquí para ayudarte”. Validar las emociones les enseña a identificarlas y manejarlas mejor.
Evitar interrupciones
Interrumpir constantemente a los niños mientras hablan puede hacer que sientan que su opinión no importa.
Dale tiempo para expresarse y termina de escuchar antes de responder. Esto no solo mejora la comunicación, sino que también fomenta su confianza al hablar contigo.
Hablar con calma y respeto
El tono de voz que usamos influye mucho en cómo nos perciben nuestros hijos. Hablarles con calma y respeto, incluso cuando estamos frustrados, les enseña a comunicarse de la misma manera.
Evita gritar o usar palabras negativas, ya que esto puede generar resistencia y afectar la conexión emocional.
Escrito por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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