En este mundo cada vez más competitivo, comienza desde muy temprano la exigencia de que el niño se destaque entre los demás. La preocupación por su futuro, con la sana intención de que tenga una vida exitosa, motiva a los padres a exigir un rendimiento superior a los niños, lo que hace que muchas veces caigan en extremos, uno de los cuales es la hiperestimulación.
Para hablar de hiperestimulación, debemos primero comprender de qué se trata la estimulación infantil o la estimulación temprana. Su propósito es el desarrollar al máximo las habilidades psíquicas, motrices, emocionales y sociales, aprovechando la capacidad de adaptación y la habilidad para aprender que tiene el cerebro infantil desde el nacimiento hasta los seis años. Según los expertos, el beneficio de la estimulación temprana daría como resultado que, en el futuro, ese niño obtenga logros en sus estudios, luego en el ámbito laboral, al igual que en su vida personal.
Los estímulos que un pequeño recibe vienen de las personas que le rodean, porque le vamos presentando oportunidades diferentes para explorar y desarrollar sus destrezas de manera natural. Es decir que cuando juegas, le cantas, le llevas de paseo, le ayudas a patear una pelota, le muestras los pájaros o las flores, estás provocando su aprendizaje. Un niño que está motivado será un niño feliz.
No se trata de acelerar el desarrollo del niño, tampoco de que adquiera ciertas destrezas antes de tiempo; ni se puede hacer que se adelante en su proceso de madurez, o que adquiera mayores conocimientos de manera vertiginosa. Estimular por lo tanto es reconocer el momento evolutivo o etapa de la vida, respetar su carácter y sus intereses, y en base a eso, ofrecerle lo que necesita para hacer lo que está capacitado de acuerdo con su edad. Menos aún se debería comparar sus avances con los de otros niños, ya que cada persona es diferente, además corremos el riesgo de afectar su autoestima.
La Hiperestimulación y sus consecuencias.
Cuando proporcionamos al niño demasiados estímulos o un exceso de ellos, superior a los que puede tolerar y procesar adecuadamente en relación con su edad, se considera una hiperestimulación o sobreestimulación. Igualmente, cuando pretendemos mantenerle siempre activo, sin permitir que goce de momentos de tranquilidad y calma. Por el contrario, si intentamos que esté quieto le enchufamos en la televisión o la Tablet por largos períodos, sobrecargándole de estímulos. Los juguetes llenos de luces, sonido, botones, imágenes, también pueden sobre incentivar el cerebro de un bebé o niño pequeño.
Otra de las razones que pueden hacer que los padres propendan la hiperestimulación en los niños son sus propias exigencias laborales que les impiden brindar más tiempo a sus hijos, por lo que necesitan que los niños se mantengan en un sinnúmero de actividades dirigidas la mayor parte de su tiempo.
Revisaremos algunos problemas que se pueden producir con la hiperestimulación o sobre estimulación:
- Dificultades o problemas de atención: ante una sobrecarga de estímulos el cerebro del pequeño puede tener dificultad en enfocarse. Además, cuando no haya estímulos, puede mantenerse como si estuviera apagado, ya que necesita un alto nivel de ellos para ponerse en marcha.
- Frustración, ante altos niveles de exigencia. Que hará que su reacción cuando no pueda hacer alguna cosa, la demuestre con expresiones de ira, que presente ansiedad, o por el contrario apatía, y de acuerdo con su personalidad puede aumentar su baja tolerancia a la frustración.
La crianza requiere paciencia y el crecimiento tiene su ritmo.
Al comprender las necesidades vitales de tu hijo, al respetar su ritmo de crecimiento y aprendizaje entretejidos con momentos especiales en familia, conseguirás un sano equilibrio, sin llegar a extremos como la hiperestimulación y sus efectos negativos en la crianza, o el ir al otro extremo, como la dejadez y falta de motivación, que es tan necesaria para que el pequeño despliegue sus capacidades, habilidades y talentos.
El actuar acertadamente y con conciencia de su propia esencia es lo que puede ayudarte a estimular ciertos aspectos que hacen a tu pequeño tan especial, por lo cual es adecuado presentarle un abanico de posibilidades para que comprenda mejor el mundo y se maraville ante él.
Podemos dosificar las actividades extraescolares, como los deportes, arte, aprendizaje de idiomas y otros, que son excelentes promotores de su desarrollo, pero que no deben impedir su tiempo libre.
Un niño necesita el tiempo fundamental para jugar, ya sea solo o en compañía de otros pequeños, porque mientras acrecienta su imaginación, explora su medio ambiente, desarrolla su espíritu creativo y adquiere habilidades socioemocionales, como el autocontrol, la comunicación, la empatía en sus relaciones con los demás.
El aburrimiento también es importante, porque el niño conocerá sus propias preferencias, experimentará el empuje de la motivación y desarrollará sus capacidades a su propio ritmo.
Tanto para papi como para mami es difícil conciliar entre el cansancio de las actividades diarias y el tiempo invertido en los hijos, pero es un esfuerzo que valdrá la pena. El mejor estímulo que recibirá un niño es el tiempo con su familia. Jugar en la naturaleza, montar en bici, compartir un deporte, o juegos de mesa, serán importantísimos para conocer sus intereses, y para que aprendan valores, aprendan experiencias, que no las encontrarán en ningún otro lado.
Con la de Storybook podrás crear momentos mágicos que dan alas a su imaginación, enseñan a gestionar las emociones a veces desbordadas, o simplemente a tener un momento de calma y tranquilidad, mientras entrelazas una relación que será el mejor estímulo para el futuro brillante con el que sueñas para tu pequeño tesoro.
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Redactado por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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