Hoy me he disgustado tanto con mi hija, ha gritado, se ha metido en la cocina y me ha desocupado los armarios, y para colmo, tenía lista la ropa para guardar en los cajones y la ha tirado por el suelo, con sus carreras por todo el departamento, tropezó y rompió el adorno que me regaló mi abuela, esa fue la gota que derramó el vaso, no aguanté más, me enojé muchísimo, le dije palabras fuertes y le di un par de nalgadas, en las que creo se me fue la mano…Que levante la mano la mamá que se ha sentido así alguna vez, y que ha actuado de esa manera.
Una vez más tengo que tomar el control de mí misma, porque la adulta soy yo, reconozco que, Martina de tres años, en la última semana, no ha salido al parque, no ha asistido a su guardería, no ha jugado con sus primitas, porque su hermano mayor está enfermo y hemos guardado el tiempo de aislamiento. Me había pedido jugar con ella, pero no le tomé en cuenta porque estaba atareada con las labores de la casa y preocupada por problemas en el trabajo, lo que buscaba era llamar mi atención.
¿Me pregunto si el mal trato que le di a mi hija tendrá la misma fuerza de reacción dentro de una semana, de un mes… y en 20 años? No se trata de falta de disciplina, sino que debo interiorizar, luego de haber hecho una revisión de mi actitud, de como quiero gestionar mis emociones en situaciones como esa, es decir voltear el foco de atención hacia mí misma y no hacia la pequeña.
Podemos decir que la crianza positiva es educar con amabilidad y firmeza, que no debe faltarnos el sentido común y la coherencia.
¿Es posible criar a un niño con amabilidad y cariño y ser firme a la vez?
Esta es la propuesta de la Disciplina Positiva. Al entender la conducta de los peques, promover actitudes efectivas a través de la enseñanza de destrezas interpersonales y responsabilidad, se conseguirá una mejor forma de comportamiento, toda vez que, de manera respetuosa y alentadora, se propiciará el desarrollo de habilidades sociales que serán útiles para su vida.
Debemos considerar la edad, características, cualidades, motivaciones e intereses, es decir su propia individualidad, a la vez que, mediante el conjunto de prácticas de protección, formación y guía se conseguirá un desarrollo saludable y armonioso de los niños.
La decisión consciente de no recurrir a castigos físicos ni a malos tratos, sino por el contrario respetarle como ser humano, con sus necesidades y derechos, y no como una propiedad de los padres, es parte fundamental de la Crianza Positiva.
¿Cuáles son los básicos de la Crianza Positiva?
- Respeto mutuo.
Papá y o mamá se respetan entre ellos y así mismos y a sus propias necesidades dentro de cada situación que se presenta en la vida familiar; y respetan la personalidad y las necesidades del niño.
- Aprender de los errores. Es sabio aprender de los errores y aprovecharlos para educar, La primordial será identificar los motivos que se esconden tras el comportamiento del pequeño y encontrar las razones que están influenciado su actuación y no solamente querer cambiar su comportamiento externo. También como padres, debemos aprender de nuestros propios errores.
- Soluciones en vez de castigos. Los castigos pueden ser efectivos a corto plazo, ya que por miedo el niño obedece, o se declara en rebeldía. Las consecuencias negativas no pueden verse en el momento, pero saldrán a flote con el tiempo. Es necesario ser creativo para buscar alternativas para el castigo, enfocarse en soluciones en lugar de castigos.
- Comunicación efectiva.Es la habilidad y la capacidad de escuchar y comprender las emociones del nene, más allá de sus propias palabras. La frustración nace cuando no se comprendes sus porqués y sus razones. Con paciencia podemos indagar cual es la causa de su llanto y de sus rabietas, y enseñarle a comprender sus propias emociones.
- Palabras de aliento. Alentar, el esfuerzo y la mejoría, no simplemente el éxito, así se estimula su autoestima. Es vital enseñar habilidades valiosas para un buen carácter.
¿Cómo aplicamos la crianza positiva en casa?
Sueña en el legado que regalarás a tus hijos. ¿Qué estás sembrando poniendo en su tierno corazón? La buena semilla que plantas ahora se convertirán en cualidades. La autonomía, el ser una persona resolutiva, la fortaleza en su carácter para convivir con los demás, se construyen ahora, en el presente.
Baja tu ritmo:
En el hogar y dentro de la familia la infancia se desarrolla lentamente, con una gran dosis de paciencia y cariño. La vida ajetreada con prisas y urgencias pueden convertirse en una trampa mortal en la crianza de los niños. El estrés es el detonante para los gritos, el mal genio, el maltrato. El pequeño puede preguntarte una y otra vez mil cosas… puede observar un bichito por largo tiempo… está aprendiendo. Te pide que le cuentes “por última vez” el mismo cuento… o te hace preguntas inesperadas cuando ya debe dormirse… solo quiere estar un poco más de tiempo contigo.
Pertenencia:
Desde muy temprano los niños saben que se corresponden a una familia. Nos hace gracia que desde chiquititos dicen su nombre y su apellido aun cuando todavía no sepan pronunciar muy bien… Una de las mas grandes necesidades del niño es pertenecer, el ser parte de una familia, en la que puede sentirse cómodo, seguro, aceptado y amado sin condiciones.
Coach de vida:
Tu ejemplo grita más fuerte que tus palabras. El niño observa tu forma de proceder y te conviertes en su guía, en su entrenador de vida. Es necesario que estés segura o seguro de hacia donde vas, para que puedas enseñar desde la confianza, que se ganará no con imposiciones sino con perseverancia y cariño.
Pon límites:
que tienen que estar bien explicados y comprendidos por el niño. Siempre los pequeños querrán pasarse de esos límites, pero con cariño, y firmeza tenemos que mantenerlos. En la primera infancia los limites los pone el adulto, tienen que ser pocos y que sienten bien, que sirvan para mantener su seguridad, que le brinden una alternativa. No le des un no de por vida.
Los límites cumplen con la función de informar y explicar lo que se requiere tanto de los padres como de los niños.
Haz compromisos:
Cuando los niños llegan a los 5 a 6 años, son capaces de sentir empatía, y están en una etapa en la que puedes hacer compromisos. Puedes buscar acuerdos, que se podrán ir ampliando conforme aumente su responsabilidad.
Centrémonos primero nuestra vida, en la calma y paciencia, en esperar que baje mi disgusto y cerrar la boca cuando de ella quieren brotar palabras hirientes que pueden lastimar de por vida.
Recuerda, que no somos, ni seremos padres perfectos, pero que lo más importante es que criemos a nuestros hijos desde el amor.
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Escrito por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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