No tenemos un manual para educar a los hijos, es una frase común que dicen los padres, sin embargo, este es el tiempo en el que más información puedes conseguir sobre el tema. Lo importante es pensar a donde quieres llegar con la educación de tus hijos, que esperas de ellos en el futuro, hacia donde proyectas su vida. Además, cuáles son tus valores y principios, y que cosas, no estarías dispuesta a transigir. Lo que siembras ahora, lo cosecharás más tarde.
Como te sentirías si contrataras a alguien para que te enseñe a conducir y cuando comienzas con el curso, adviertes que esa persona, se pone muy nerviosa al tomar el volante, le cuesta poner en marcha el automóvil, teme cruzar una avenida, y te pregunta a ti, sobre las reglas de tránsito… ¿Podrías confiar en que te enseñe algo?. En alguna medida es lo que sucede cuando no sabemos como dirigir la vida de nuestros pequeños, estamos llenos de temores, y peor aún, ni siquiera sabemos que queremos para nuestra propia vida.
Equilibrio entre ser permisivos o autoritarios.
Los limites para educar a los hijos nacen de la propia responsabilidad de los padres para afrontar la vida, de la capacidad que tenemos para tomar decisiones en diferentes circunstancias. Es sumamente importante encontrar un punto de equilibrio entre ser padres totalmente permisivos, es decir sin ningún tipo de limites o ser autoritarios de los que utilizan el castigo para conseguir lo que se quiere de un niño.
La crianza autoritaria conseguirá menoscabar la autoestima del pequeño, y la crianza demasiado permisiva producirá niños sin ningún tipo de control, llenos de inseguridad y egoísmo.
La necesidad de límites en los niños.
Cuando estamos al borde de un precipicio nos abstenemos de acercarnos al límite por el miedo a caer, sobre todo cuando no hay ninguna señal que nos indique hasta donde podemos acercarnos, si miramos hacia abajo posiblemente sentiremos vértigo, por el contrario, si hay barandillas de protección, nos acercaremos sin miedo a caer, porque nos demarcan el límite y nos brindan la seguridad de aproximarnos hasta el sitio adecuado. Esa es exactamente la misma sensación que se produce en el niño cuando no hay una barandilla de seguridad que demarque hasta dónde puede llegar. Los expertos están de acuerdo sobre la necesidad de demarcar los límites, ya que estos :
- Proporcionan la seguridad de tener una estructura sólida a la cual agarrarse para no caer.
- Brindan un punto de referencia para saber hasta dónde se puede llegar.
- Ayudan a potenciar la actividad y el dinamismo del pequeño, evitando el miedo a lo incierto.
- Forman en la mente del niño la conciencia de ser atendido y amado.
- Enseñan a tolerar la frustración cuando no pueda conseguir lo que quiere.
- Ayudan a gestionar de mejor manera sus emociones.
- Instruyen sobre el valor del esfuerzo y de la paciencia.
Hay limites que se establecerán de una manera natural cuando el bebé, comience su exploración del mundo, así que aparece el NO; inevitable sobre todo cuando se trata de la seguridad del niño… no metas el dedo en el interruptor, no te subas a la mesa, no tires de la cola al perrito. Esos NO saldrán muchas veces con angustia, porque tratas de evitar que se haga daño. Así que lo mejor sería tener una ambiente adecuado, sin peligros para que el chiquitín pueda explorar confiadamente.
Cuando tengas que decir que NO, dilo con seriedad, y explícale en pocas palabras el porqué, así poco a poco comprenderá que no trata de un juego. Y en lo posible usa el NO, cuando sea absolutamente necesario, para que su sentido no se desgaste y más bien se convierta en un limitante para el desarrollo.
Los límites que ponemos al pequeño cambiarán conforme este crece y pasa por las diferentes etapas de desarrollo, serán interiorizados de manera más fácil cuando van acompañados del ejemplo. Si la norma es no gritar o decir palabras groseras a otra persona, papi y mami no deberán tampoco hacerlo. Si los juguetes deben recogerse luego de jugar, los adultos deberán tener sus cosas recogidas y en orden, si el uso del móvil está restringido en la mesa, esa debe ser la regla para todos.
La importancia de límites claros
Los límites que impongas a tu hijo no deben depender de tu estado de ánimo, sino más bien deben ser regidos por la reflexión y la sensatez, tienen que ser medibles, y debes tener la seguridad que los podrás hacer cumplir.
Deben ser revisados de acuerdo con la edad y madurez del niño y funcionarán mejor cuando son respetados por ambos padres, para lo cual es mejor que se los converse y establezcan con anticipación.
No se trata de ser intransigentes y autoritarios, no es “ porque yo lo digo y punto”, sino que deben basarse en la comprensión del pequeño de las razones que van detrás de una norma. Tiene que saber que esperas de él, con precisión y sin dudas. Sobre todo, lo que tiene que quedar absolutamente claro, es que tu amor no depende de sus actitudes, que siempre estarás allí para acompañarle, que si tienes que corregirle no será porque no lo amas, sino que deseas lo mejor para su vida.
Podríamos decir en cierto sentido que es “ más fácil” no corregir al niño cuando es pequeño, permitirle que haga todo lo que quiera, pero cuando queramos poner una norma a un adolescente, será demasiado tarde. Vivimos en una sociedad en la que nos regimos por el sentido común, en otras palabras, existen una serie de principios, valores comportamientos compartidos con las demás personas, que nos permite manejarnos en las mas variadas situaciones con prudencia y sensatez. Es decir, son los límites de convivencia social, que comienzan con la enseñanza y la practica en el hogar.
El amor debe ser demostrado y tus hijos necesitan sentirse amados y protegidos, ese es el amor que cubrirá los muchos errores que podamos cometer, pues a pesar de todo el esfuerzo y la dedicación, no existen los padres perfectos.
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Escrito por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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