Una de las grandes preocupaciones como madres o padres es la crianza de los hijos y cómo debe ser. Nos encontraremos con una serie de ideas preconcebidas: las que hemos escuchado de otras personas, que aconsejan de acuerdo con “su propia experiencia”; las de nuestra propia crianza, las teorías de moda, las han idealizado tanto la maternidad que parece tan inalcanzable que lo podamos hacer bien, o las que han simplificado tanto que hace parecer tan fácil.
Tener a tu bebé en brazos por primera vez puede ser desconcertante, una mezcla de sentimientos desfila por la mente, desde un amor antes desconocido, hasta una gran preocupación de no ser lo suficientemente buena para cuidar, sustentar, vigilar a este pequeño ser, que se ve tan desvalido, tan necesitado de todo tipo de atención y cariño, hasta lograr su desarrollo integral.
¿Es que el amor que sentimos por nuestro hijo no basta? Cómo encausamos ese amor, y que por encima de nuestras propias limitaciones que llenan el camino de escollos, lograremos desempeñar adecuadamente el rol de padres. En nuestro interior está tan arraigada la manera en que fuimos criados, que tendemos a repetirla en forma casi inconsciente. No por ser lo conocido es siempre lo mejor; tomémonos un tiempo para reconocer sin rencores, que pudieron haber existido errores. Con libertad, corazón, sentido común e inteligencia sumerjámonos en este mundo maravilloso y caótico de la crianza de los hijos.
Bases para la crianza de los hijos
Amor incondicional
Tu hijo debe sentirse desde su más tierna infancia amado, protegido y con sus necesidades satisfechas, acudir ante su llanto y prodigarle la atención que requiere, ya sea la leche calientita, o los brazos amorosos que le acurrucan y le brindan alivio y protección.
En las diferentes etapas de crecimiento del pequeño, la compañía constante, el toque cariñoso, las palabras alentadoras y muchas veces las advertencias y límites le mantendrán a salvo y seguro.
El amor debe ser percibido como algo que no necesita condiciones para ser experimentado. Echa de tu lenguaje la culpa, la crítica constante, la búsqueda de sus defectos, ya que solo debilitarás su autoestima y provocarás sentimientos de poca validez. Hay que asegurarse de educar y alentar, inclusive que cuando se necesite corregir una conducta, que el niño sepa que se espera algo mejor la próxima vez, pero que el amor siempre estará allí inconmovible, que no dependerá de sus acciones sino de la decisión permanente de amarlo.
Respeto a su individualidad
“Se parece a su abuelito”, “ tiene los ojos de la familia materna”, “ es igualito a su papá “ son tantas las palabras que se dicen cuando un niño nace, siempre buscando su similitud con los familiares, y conforme encontraremos esa semejanza, tanto en su temperamento, como en sus talentos, y aficiones. Sin embargo, es tan necesario respetar su individualidad, teniendo en cuenta que son innegables ciertos rasgos familiares, debemos considerar que nadie es idéntico a otro, ni siquiera los hermanos gemelos.
En repetidas ocasiones vemos una oportunidad para que ellos cumplan las expectativas que tuvimos sobre nuestras propias vidas y que no las hemos podido lograr, presionando para que sean nuestra propia extensión. Podrás inculcar tus gustos y de hecho los hijos quieren parecerse a sus padres, pero es importante aceptarlo y amarlo con sus diferencias, con sus propios gustos, su carácter y aun sus defectos.
Quien mejor que la madre para percatarse de cómo es su hijo, si tiene alguna dificultad, si sus etapas de desarrollo equivalen a su edad, con objetividad podemos analizar ciertas reacciones y conductas que pueden llamarnos la atención, y que deberíamos conversar con el Pediatra.
Al hablar de respeto también debemos tratarlo siempre, como tú misma quisieras ser tratada; con palabras de afirmación, de ánimo y con consideración. La paciencia y el cariño deberán ser el riego permanente para un sano crecimiento de tu hijito. Con el pasar de los años podrás cosechar lo que has sembrado.
Dirígelo sin quebrarle
Recuerda siempre que tú eres el adulto y su modelo de conducta y por lo tanto el responsable de dirigir a ese pequeño respetando su propia personalidad. A veces esperamos de un niño que actúe como una persona mayor, cuando está en etapa de crecimiento y desarrollo.
Guíale para que aprenda a reconocer sus propias emociones, así también aprenderá a controlarlas. Debemos darle la oportunidad de acuerdo con su edad de expresar sus sentimientos y comprender también cuando todavía no tenga la capacidad de hacerlo; esto lo conseguiremos, manteniendo una constante conexión con ellos, aceptándolo inclusive cuando estos no sean los mas adecuados.
Es necesario poner límites de antemano, para que el niño sepa que se espera de el y no castigarle por haber hecho tal o cual cosa en cierto momento en que nosotros no estábamos en el mejor de los días, sin embargo, cuando hemos tenido una buena noticia, no tomamos en cuenta su actitud. Es decir, ser coherentes en nuestra forma de actuar.
Los castigos frecuentes, las palabras ásperas y desabridas, el ridiculizar sus errores, o machacarlos constantemente, lo único que conseguirán será quebrar la voluntad del niño convirtiéndolo en una persona sin motivaciones o provocar rebeldía en su interior que crecerá con el paso de los años.
¿Quién está consciente de sus propios errores?
Generalmente tanto papá como mamá hacen lo mejor que pueden con la crianza de los hijos. A pesar de ello no existen ni los padres perfectos, ni los hijos perfectos y tampoco existe una formula absolutamente perfecta para la crianza.
Cada familia tiene su propio ritmo y cada casa es un mundo totalmente diferente, si bien hemos hablado de algunos ejes que deben primar en la crianza de los hijos, no obstante, hay formas de crianza que tienen sus pros y sus contras.
En un mundo de apariencias, no podemos fiarnos al ver fotos de familias amorosas y perfectas, todos nos equivocamos, cometemos errores y muchas veces no estamos conscientes de ellos.
Asimismo, la crianza es un período de cambios constantes, lo que pudo dar buenos resultados en algún momento ya no funciona como antes. Cada niño es diferente, al igual que sus etapas de desarrollo, nosotros también cambiamos, al igual que las circunstancias que nos rodean.
No escatimes las demostraciones de cariño, los abrazos y besos, que juntamente con palabras de afirmación y aliento deben ser el alimento diario. El contacto físico respetuoso a través de los masajes se convertirá en el pegamento de relaciones estrechas con tu pequeño.
Posiblemente; si somos más flexibles para adaptarnos a los cambios constantes; humildes para reconocer nuestros errores y aun estar dispuestos a pedir perdón, sin presionarnos tanto ni presionar a los hijos para que sean perfectos, seremos más felices, creceremos juntos y disfrutaremos con ellos de errores y aciertos.
Storybook app te ayuda en la crianza
Storybook app, que hoy está en más de 160 países apoyando a más de 2 millones de padres en el mundo, ayuda a crear rutinas a la hora de dormir con cuentos y técnicas de masaje infantil guiadas con cada cuento para crear un momento único entre padres e hijos a la hora de dormir. Se trata de una app cuya pantalla es para que los padres sigan el masaje y escuchar el cuento (o música o sesión de meditación) a lado de su hijo, y no está diseñada para niños, porque el acceso a pantallas afecta la calidad de sueño de los niños. Uno de los conceptos de crianza es crear estos momentos únicos en la rutina, para afianzar la confianza del menos y que sienta que su casa, su cama, la mesa del comedor y lo que ocurre en su entorno es un lugar seguro.
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Escrito por:
Daniela Vega es una mamá emprendedora que ha dejado una marca significativa en el mundo digital. Fundadora de Storybook: Bedtime Stories, la aplicación líder en más de 90 países, ha impactado positivamente a innumerables familias alrededor del mundo. Además de su éxito empresarial, Daniela ha construido una comunidad sólida de más de 12.000 madres en Facebook, donde se apoyan mutuamente y comparten experiencias.
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